Aprendemos educando,
educamos para la vida
La comunidad educativa está abierta a escuchar las necesidades y los desafíos que va planteando el contexto, la realidad de los alumnos, sus familias. Las situaciones pueden ser complejas y desafiantes. Hay una receptividad para ir escuchando y una disposición para ir aprendiendo y buscando soluciones a las situaciones emergentes.
Cuando hablamos de “Educar para la Vida”, nos situamos en el horizonte de sentido: ¿para qué educamos? ¿Adónde queremos llegar? ¿Qué queremos lograr con las personas a las que se dirigen nuestros esfuerzos?
A través de la Educación queremos que cada persona pueda desarrollarse en plenitud. Que pueda dar “la mejor versión de sí misma”, sintiéndose realizada desde lo que es y lo que hace. Cuando decimos “educar para la vida”, estamos poniendo el énfasis en que buscamos por un lado la plenitud de la persona, y por otro, que esta búsqueda esté arraigada en la singularidad de cada uno. Que la educación no genere procesos que sobrevuelan los intereses y deseos, posibilidades y limitaciones, de las personas a las cuales se dirige.
